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La belleza que reside en la madera envejecida es indiscutible. Las vetas, las imperfecciones, la profundidad del color, todo ello le da un carácter y encanto único. Sin embargo, el proceso de envejecimiento natural puede llevar décadas, y no todos tenemos ese tiempo.

Por suerte, existen técnicas que nos permiten acelerar este proceso y conseguir ese aspecto antiguo que aporta calidez y autenticidad a cualquier pieza, aquí puedes ver también otras formas. Hoy vemos cómo envejecer madera de una forma sencilla y eficaz, transformando un simple trozo de madera en una obra de arte con historia.

Preparación y aplicación del proceso de envejecimiento

Te recomendaría hacer una prueba antes de aplicarla a tu pieza final, ya que cada madera reacciona de manera única a estos tratamientos.

Una vez tenemos nuestra madera, el primer paso es la aplicación de sosa cáustica. Este producto es muy efectivo para oscurecer la madera, pero requiere precaución en su uso. Además se puede utilizar para decapar y eliminar el barniz.

IMPORTANTE: Protege tus manos con guantes y trabaja en un lugar bien ventilado.

Aunque puedes aplicar la sosa con un pincel, lo más recomendable es utilizar un trapo viejo que no te importe desechar más tarde. Así, se reduce la posibilidad de dañar tus herramientas, ya que algunos pinceles podrían deteriorarse con este producto.

Moja el trapo en la sosa cáustica y aplícalo sobre la madera, asegurándote de que penetra bien en las fibras. Este es un paso crucial, pues es la sosa cáustica la que reacciona con las taninas de la madera, oscureciéndola y realzando sus vetas.

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El resultado puede variar dependiendo de la madera. Maderas como el cerezo, que por lo general son claras, pueden adquirir un tono oscuro y rico, similar al caoba. No obstante, como mencioné antes, es conveniente hacer una prueba para asegurarte de que obtendrás el resultado que buscas.

Una vez hemos aplicado la sosa, pasamos a un proceso de aclarado. Esto se realiza con la ayuda de un trapo o una servilleta húmeda con agua, eliminando cualquier exceso de sosa que podría formar una pátina blanca en la superficie de la madera una vez seca.

Y aquí llegamos al final de la primera parte de este proceso. Ya tenemos nuestra madera preparada y tratada, lista para pasar al siguiente paso donde acentuaremos aún más ese aspecto envejecido que tanto buscamos.

Distresado y desgaste

La siguiente fase en nuestro viaje de envejecimiento de madera es el distresado. Esta técnica nos permite agregar rasgos característicos del desgaste y del paso del tiempo en nuestra pieza de madera. Para simular este efecto, vamos a maltratar un poco la madera, de manera controlada y estética, claro está.

Existen diversas herramientas para madera que podemos utilizar en este proceso: un martillo, un clavo, un punzón, incluso una varilla de metal. Todo depende de qué tipo de marcas y cicatrices quieras imprimir en la madera. Por ejemplo, podemos usar el punzón para simular los agujeros de la carcoma, golpeándolo con un martillo para hundirlo en la madera.

El secreto de este paso está en la aleatoriedad. No hay dos piezas de madera envejecida que sean iguales, así que asegúrate de que tus marcas y golpes también son únicos. Un poco aquí, un poco allá, sin seguir un patrón específico.

Finalización y protección

Ahora que nuestra madera tiene el aspecto antiguo y desgastado que buscábamos, llega el momento de darle el toque final y protegerla. Para esto, vamos a usar cera natural, la cual además de proporcionar una capa de protección, también realza los colores y las vetas de la madera.

La cera se aplica con un paño de algodón, de manera uniforme por toda la superficie de la madera. Este paso no solo da brillo y profundidad al tono de la madera, sino que también protege la superficie de futuros daños y del desgaste diario.

Una vez aplicada la cera, se deja secar durante una a dos horas, tras lo cual se puede frotar con un paño limpio para pulir y darle brillo a la madera.

Ahora tienes una pieza de madera con un aspecto envejecido, lleno de carácter y encanto, creada por tus propias manos. Recuerda, la belleza está en las imperfecciones y en la historia que estas cuentan, y con este proceso, has contado una historia única y fascinante en tu pieza de madera.